La Democracia en el desayuno

La red social Twitter permite un flujo dinámico de información entre millones de usuarios y su efecto político no puede ser ya ignorado. Tampoco en Bolivia, aunque nos encontremos entre los países mas retrasados en el uso de internet y tecnologías de información. El reciente conflicto por el TIPNIS es una muestra muy clara de ello.
Twitter en acción 
Para los que no conocen esta red, el Twitter es una herramienta para el intercambio de información en pequeñas dosis. Los mensajes no pueden pasar de 140 caracteres, contando espacios. Pero es increíble cuánto se puede compartir en ese pequeño espacio. Muchas veces se incluyen enlaces a páginas web, a vídeos o a fotografías que abren un mundo adicional de información, con la ventaja de que viene “avalada” por alguien que ya conoces.

Cualquiera puede abrir una cuenta de twitter. Es gratuita y no te obliga a escribir nada si no lo quieres hacer. Muchos la utilizan solamente para ordenar sus lecturas. Para ello, sin embargo, se necesita tomar la iniciativa. Una opción es escoger a quién seguir, ya sean personas o instituciones. Los diarios y agencias de noticias tienen cuentas y también las universidades, los centros de investigación, los periodistas y escritores, estrellas de cine y del deporte. La mayor parte son abiertas y basta con “seguirlos” para que todo lo que escriban llegue a tu página de lectura (se llama time line). La otra opción es buscar por temas, y así tienes acceso a lo que en ese momento se está diciendo sobre el tema. El sistema facilita la búsqueda con el uso de “hashtags”, el signo # que muchos ponen en sus mensajes. Como #TIPNIS, o #Bolivia. Basta presionar la palabra marcada con hashtag para que el buscador de Twitter te muestre en pantalla lo que la gente, sea o no parte de tu red, está diciendo sobre ese tema.

De acuerdo a datos preliminares, la popularidad del Twitter es muy limitada. El Facebook es todavía la red social preferida por los bolivianos. Sin embargo, hay indicios de un crecimiento acelerado de usuarios en el país.

A través de un blog personal, el sociólogo Pablo Rivero hace seguimiento a la presencia de medios, periodistas y políticos bolivianos en el Twitter. En las entradas que publicó sobre el mes de septiembre 2011 destaca el súbito salto que se ha producido en esos días. El número de seguidores a las cuentas de los medios de comunicación, por ejemplo, se ha duplicado en un mes. Y no solamente ha aumentado la cantidad de políticos y periodistas con cuentas en el Twitter, sino que todos ellos también han aumentado significativamente el número de seguidores. Y hay un proyecto en Ceres que trata de desarrollar una “ciudadanía virtual” a través de redes sociales.

Sacha Lorenti y Carlos Mesa en Twitter :Bolivia
En la perspectiva de una ciudadanía activa, quien se limita a leer mensajes se pierde lo fundamental del Twitter, que es la comunicación. Es decir, el intercambio de ideas y datos. Es ahí donde se encuentra su mayor potencial democratizador.

Durante el conflicto del TIPNIS cuatro ministros abrieron cuentas en Twitter: el de Gobierno, Sacha Llorenti, el de Obras Públicas, Walter Delgadillo, la de Medio Ambiente Mabel Monje y la de Culturas. ElizabethSalguero.

El primero se hizo notorio rápidamente al protagonizar un debate con el ex Presidente Carlos Mesa, cuya presencia ha sido relativamente continua desde hace algunos meses.

Tres de los ministros estaban muy involucrados en el tema del TIPNIS y obviamente los ciudadanos comenzaron de inmediato a enviarles datos, llamar su atención sobre  ciertos aspectos o sugerirles acciones específicas. Un momento importante fue en torno a la denuncia de que los marchistas cercados en Yucumo carecían de agua. La presión sobre Llorenti le obligó a enviar agua en botellas y a demostrar que lo hacía.

Cuando recibimos respuesta que no queremos leer
en el twitter no respondemos
Cuando se desató la violencia policial, el domingo 25 de septiembre, el ministro ya no emitía mensajes pero era fácil imaginarlo leyendo los que llegaban a su cuenta. En ellos se interpelaba su pasado en derechos humanos, se resaltaban las contradicciones en que incurría, le daban información y enviaban fotografías, en fin… No debió ser fácil saber de manera directa lo que estaba pasando y lo que la gente pensaba de ello, sin la mediación de asesores y secretarios. Algo debió pesar todo esto en su ánimo para llevarlo a renunciar.

Al día siguiente, una ciudadana, que había dialogado antes con la Ministra de Medio Ambiente, le decía:  “Ministra @mabelmonje su silencio me indigna, ayer le pedí amablemente que renuncie, hasta qué hora debo esperar? Ahora le exijo”.

Por supuesto, es poco probable que la Ministra le haga caso, pero es seguro que no ignorará ese sentimiento. De no tener el Twitter, la Ministra no hubiera recibido nunca ese mensaje. Tal vez sí un grito en la calle, pero impersonal y abstracto, no un mensaje directo de una persona a la que ya había reconocido como tal en el diálogo anterior.

Y ese es el punto clave de la comunicación. No se trata solamente del mensaje, también del mensajero. Incluso con sólo leer algunos tweets de esa ciudadana, la Ministra puede reconstruir su persona, saber qué le gusta, quiénes son sus amigos, cuán respetada es entre ellos, dónde vive y en qué trabaja. No es un grito en la calle, que puede ignorar atribuyéndolo a un resentido o un desequilibrado.

Los ejemplos mencionados nos muestran que el Twitter es una especie de cable a tierra para las autoridades. Un contacto con la realidad que viven los ciudadanos, sin el procesamiento de los relacionadores públicos ni la abstracción de los informes de los comunicadores que trabajan para ellos.

Para los Presidentes y ministros es muy fácil quedar aislados de la realidad. Tienen poco tiempo para interactuar directa y personalmente con los ciudadanos. A veces tienen encuentros pero en contextos formales o masivos, con muchas interferencias y ruidos comunicacionales. El Twitter remueve esas interferencias. Es al mismo tiempo público y personal.

Las familias actúan a veces para las autoridades como ese vínculo con lo cotidiano. La esposa y los hijos pueden decirle al presidente lo que la gente común está pensando de su gobierno. Es un círculo pequeño pero efectivo porque los mensajes llegan con el aval de la confianza personal.

¿Qué ocurre cuando, como es el caso boliviano actual, los mandatarios no tienen familia? No hablo de parientes de contacto esporádico que tiende a ofrecer soporte anímico, sino de personas de absoluta confianza que pueden establecer ese invalorable contacto directo con la vida cotidiana. Sin familia el aislamiento es mayor, y riesgoso. El Twitter resolvería en parte el problema, si lo emplearan como un instrumento de  comunicación personal y no sólo como un medio de difusión de sus mensajes.

El Presidente venezolano tiene una cuenta con apariencia personal: @chavezcandanga. Sus mensajes son cachonderos y algunas veces responde a sus seguidores. Pero se sabe que su cuenta la maneja un equipo comunicacional y que, por tanto, su uso es el de un medio que emite mensajes. De hecho, tiene mas de dos millones de seguidores, pero esa cuenta sigue sólo a 21 personas. Por tanto, es claro que le interesa ser leído, no comunicarse. El Presidente colombiano @JuanManSantos tiene una cuenta y la usa poco y muy discretamente, pero se nota que es suya, no de su equipo asesor, al igual que la del chileno @sebastianpinera, que a veces sube fotos suyas tomadas del teléfono móvil. Ambos tienen poco mas de medio millón de seguidores, pero siguen a unos miles. Interactúan poco pero es posible imaginarlos leyendo lo que la gente les dice. Caso interesante es el del ex Presidente colombiano, @AlvaroUribeVel que es muy activo y dialoga frecuentemente con sus seguidores. Para él  el Twitter es claramente un espacio político de vinculación continua con su país.

Uribe es árido pero se nota su pulso. En Chavez hay juego pero se nota la falsedad. Es difícil explicarlo, pero una vez que uno se familiariza con los lenguajes del Twitter le resulta fácil saber si la cuenta de un famoso es efectivamente suya o de sus empleados. Este último tipo no es en absoluto eficaz y puede ser hasta perjudicial. Como en la vida, en la red se valora la autenticidad.

Como se ve, el Twitter es una herramienta de uso múltiple. Tiene un enorme potencial democratizador al posibilitar un contacto personal y directo de los ciudadanos con las autoridades, sobre todo si éstas manejan personalmente sus cuentas e interactúan de manera activa y sincera con la gente.

Volviendo a nuestro caso, sería inmensamente beneficioso para el Presidente y el Vicepresidente recibir mensajes de la gente sin el barniz del ministerio de comunicación ni los adornos de los cortesanos que les rodean. Por supuesto, podrían, como cualquiera, sin abrir cuenta, leer lo que dicen de ellos. Pero no es lo mismo. Es más importante leer lo que te dicen a tí que lo que dicen de tí. Sobre todo si puedes percibir la sensibilidad y sinceridad con que lo hacen. El Twitter no reemplaza a la familia ni establece comunicación personal, pero en ausencia de ellas, puede ser un buen y eficaz sustituto. Un cable a tierra que impide la condensación de los halagos y la conversión de las alabanzas en mentiras, y que permite por ello que la democracia se cuele al desayuno.


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Posted by:Mbah Qopet
Mbah Qopet Updated at: 10:19

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